Importancia de la educación financiera

Solo a través de una educación sólida y continua logrará que cada persona se convierta en un defensor activo de su propia seguridad financiera.

La educación financiera es clave para mejorar la calidad de vida de las personas, ya que les permite tomar decisiones informadas sobre ingresos, ahorros e inversiones. En cuanto comprenden cómo gestionar su dinero de manera eficiente y acorde con un estimativo real de sus ingresos mensuales, no solo es más factible que alcancen una estabilidad económica, sino que también es más fácil evitar conductas o comportamientos que los lleven a sobreendeudarse, para así planificar su futuro con mayor certidumbre.

Importancia de la educación financiera

Por ello es ampliamente reconocido que la educación financiera es, sin duda, un factor determinante para mejorar o conservar la situación económica y social.

Es importante que las personas, desde el inicio de su vida financiera, aprendan a no ser presa fácil de quienes buscan engañarlas para obtener beneficios económicos. En este sentido, resulta clave reconocer señales de alerta de posibles fraudes, adoptar protocolos recomendados para realizar transacciones de manera segura y evitar prácticas riesgosas. Un cliente informado puede identificar intentos de estafa, mensajes falsos o suplantación de identidad, evitando así perder su tranquilidad, recursos o incluso su buen nombre.

Abordar el tema de manera proactiva no solo reduce la probabilidad de caer en fraudes, sino que también genera confianza en el sistema financiero, fortaleciendo las relaciones entre instituciones y clientes. Un usuario educado es la primera línea de defensa contra ataques, ya que actúa con precaución y previene errores involuntarios que facilitan incidentes de fraude. Además, una estrategia de capacitación empodera a los consumidores, otorgándoles un rol activo en su seguridad financiera. Esto complementa las herramientas tecnológicas de protección y contribuye a crear un entorno más seguro.

Es crucial intensificar el conocimiento de los clientes y usuarios del sector financiero en estos temas, ya que estos aspectos, aunque en ocasiones pueden parecer ajenos a su realidad, sin duda inciden de manera positiva en su bienestar económico. Para lograrlo, se debe ofrecer información de forma didáctica, actualizada y adaptada a las necesidades de los clientes, de modo que puedan apropiarse de estos conocimientos. La educación financiera no solo debe limitarse a proporcionar conceptos básicos, sino también a desarrollar habilidades o capacidades críticas y prácticas que permitan a los usuarios identificar riesgos potenciales y actuar proactivamente ante ellos, previniendo así incidentes como el robo de identidad o el fraude.

Este proceso educativo debe evolucionar de manera constante para adaptarse a los cambios en el entorno digital, donde las amenazas surgen o cambian rápidamente. Solo a través de una educación sólida y continua, que integre estos conocimientos en la vida cotidiana, logrará que cada persona se convierta en un defensor activo de su propia seguridad financiera. 

CLARA ESCOBAR RAMOS
Directora Ejecutiva de la Asociación de Compañías de Financiamiento (AFIC).

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