PAE universal y en vacaciones, la ambiciosa apuesta de Mineducación

PAE universal y en vacaciones, la ambiciosa apuesta de Mineducación



En Colombia un total de
5,8 millones de niños, niñas y adolescentes son beneficiarios del Programa de Alimentación Escolar (PAE), lo que implica una cobertura del 74 por ciento,
dejando fuera de este sistema a unos 2,2 millones de estudiantes de colegios oficiales.
De ahí que resulte muy significativo que
el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, anunciara que una de sus metas en el actual gobierno es la universalización del programa, que cada menor en edad escolar reciba su alimentación.
Y es aún más llamativo que a esto se suma otro objetivo: entregar estos alimentos incluso en época no escolar, es decir, de manera domiciliaria y en vacaciones. 

Así lo anunció Gaviria recientemente en una reunión que sostuvo con todos los secretarios de educación del país: “El PAE nunca fue concebido como un programa de seguridad alimentaria. Eso va a tener que cambiar, quizás coyunturalmente. La intención que tenemos es conseguir los recursos para tener cobertura universal, y que el PAE en los periodos no escolares, es decir, en los periodos de receso, pueda llegar, como se aprendió en la pandemia, a los domicilios, a las familias directamente en sus casas”. 
Y añadió: “Eso es lo que queremos, se lo he dicho al presidente, tenemos que presentar la voluntad, pero también
se trata de construcción de capacidades en los territorios. Por eso vamos a acompañar a las secretarías de educación”. 
Lo anterior representa enormes desafíos, que el mismo ministro reconoce. Y es que aumentar la cobertura ha sido sin duda meta de los gobiernos anteriores, pero es la primera vez que se habla de en un solo cuatrienio llegar a todos los estudiantes, algo que sin duda implica importantes retos financieros, administrativos y logísticos. 

Para Andrea Escobar, directora de la Fundación Empresarios por la Educación, esto radica en la naturaleza misma del programa:
“El PAE no es una estrategia de calidad educativa ni de ninguna otra cosa (como seguridad alimentaria), sino que fue creado como una estrategia de permanencia escolar.
Lo que permite es que los niños no deserten del colegio, porque está enfocado especialmente a personas con dificultades, en vulnerabilidad, y darles un alimento, que tal vez no encuentren en casa, incentiva que vayan a estudiar”. 
De acuerdo con la experta, “la estrategia que dice el ministro es interesante. La propuesta es poderosa, pero la respuesta es de dónde salen los recursos. Claro que es lo que debería pasar, que todos los niños en edad escolar reciban alimentación escolar, pero eso implicará un esfuerzo económico muy alto”. 
La Ley 1176 de 2007, en su artículo 16, establece que el PAE se financia con recursos del Sistema General de Participaciones, para lo cual las entidades territoriales, entre otras, deben garantizar la infraestructura física de las instituciones educativas en condiciones adecuadas. El programa realiza la prestación del servicio durante el calendario escolar definido por cada entidad territorial calificada. 
El programa en la actualidad cuesta 2,8 billones de pesos.
De ellos, 1,3 billones son cofinanciados con recursos de la Nación, y el resto con dinero de las mismas secretarías de educación. 
Y la distribución de este dinero no es igual en cada región. De esta forma, hay zonas como Bogotá, donde el Distrito da todos recursos necesarios y el Gobierno Nacional no aporta, mientras que hay zonas donde esto es al revés y la Nación da casi la totalidad de los recursos, como ocurre, por ejemplo, en Guainía, donde los recursos nacionales son el 95 por ciento. 

Muchas veces esta distribución es la responsable del principal problema del PAE, y por lo tanto, un obstáculo para la meta de cobertura universal y de entrega de alimentos en época no escolar. Dicho problema es la lenta contratación, que muchas veces implica que el PAE inicie varias semanas o meses después de iniciadas las clases. 
Para Escobar, antes de pensar en un PAE extraclases, se debe priorizar la solución a este problema: “Creo que se debe hablar de prioridades, y en eso el mismo ministro ha sido enfático en que hay una deuda histórica que quiere cumplir y que en verdad esperamos que se haga, y es que el PAE arranque exactamente en el calendario escolar. Hoy tenemos desfases de hasta tres meses del calendario escolar”. 
De esta forma, de acuerdo con la exministra de Educación, María Victoria Angulo en entrevista con EL TIEMPO,
al cierre del pasado Gobierno se logró pasar de un promedio de 140 días en promedio de cobertura del PAE en el año escolar a 180,
un avance importante pero que todavía está lejos de cubrir todo el año escolar. 

De hecho,
el pasado mes de julio la Procuraduría General de la Nación ya alertaba que para esa fecha unos 183.000 niños, niñas y adolescentes no tenían todavía PAE.
Y se siguen presentando casos como el del departamento de Magdalena, donde el contrato del PAE fue adjudicado recién el mes de septiembre, a dos meses de finalizar el año escolar. Es decir, el resto del año (de enero a septiembre) los menores del departamento no recibieron su alimentación escolar. 
Y no son los únicos problemas. Casos de corrupción, alimentos en mal estado, entrega de alimentos no aptas para el consumo humano (los recordados casos de carne de burro y carne de caballo), así como raciones ínfimas. Hace apenas un par de semanas en Malambo, Atlántico, asociaciones de profesores denunciaron, con sus respectivas fotos, que los estudiantes están recibiendo como ración del PAE apenas una papa con una cucharada de huevo revuelto. 
Todos estos problemas los reconoce el ministro Gaviria, quien dice estar consciente de que cumplir con sus metas implicará superar estas problemáticas: “En Colombia tenemos, en algunos casos, problemas de corrupción en los programas de alimentación escolar.
La logística de llevar alimentos es muy grande. En muchos casos hay faltas de capacidades del Estado.
Tenemos que entender las causas profundas de estos problemas y remediar donde sea necesario”.
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Y una vez se atiendan estos problemas, de las cuales todavía no se conocen estrategias concretas del nuevo Gobierno, aunque sí se ha demostrado interés en atacarlas, queda otra incógnita: ¿De dónde saldrán los recursos para pasar de 5,8 a más de 8 millones de niños niñas y adolescentes cubiertos por el PAE? ¿Y cómo se financiará el otro componente del programa que propone Gaviria, de dar raciones alimentarias en época de vacaciones y de forma domiciliaria? 
Aunque seguramente se necesitarán múltiples estrategias, Gaviria dice que ya hay una de ellas en marcha: “Para ello la reforma al Sistema General de Participaciones (que determina el presupuesto que la nación da a las regiones para diferentes programas, entre ellos el PAE) es muy importante. Hay ya una mesa de alto nivel que va a empezar a funcionar, pero eso requiere una estrategia de concientización de la sociedad para que eso salga adelante”. 
Con todo esto, Andrea Escobar sostiene que, pese a que estas iniciativas son nobles, vale reflexionar sobre el propósito de las mismas:
“Lo del PAE en casa suena interesante, pero, como decía, se trata de un programa que favorece la permanencia.
Entonces esto plantea una pregunta, y es cuál es el fin o el beneficio para el sistema educativo que tiene esa otra ración en época no escolar”. 
MATEO CHACÓN ORDUZ

REDACCIÓN EDUCACIÓN

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Tomado de el Tiempo.com

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