Once consejos básicos para fomentar el talento de los niños

Once consejos básicos para fomentar el talento de los niños



La sociedad digital sitúa a la infancia en un ecosistema de vida acelerado.
En este contexto, la aspiración de muchos adultos es que los niños y niñas triunfen, alcanzando el máximo nivel de desarrollo académico con el fin de conseguir la cota más alta de cualificación profesional.
Y para obtener este anhelado ‘éxito social’
, las familias se afanan en ‘institucionalizar’ a sus hijos e hijas, cada vez a una edad más temprana, en una diversidad infinita de tareas, apelando al beneficio que estas reportarán al desarrollo personal de la infancia.

Desde esta lógica, se amplían los horarios de ocupación, supuestamente educativa, y a la jornada escolar habitual se suman todo tipo de actividades extraescolares, como las clases de idiomas, la música o las actividades deportivas.

El discurso social dominante obliga a incorporarse a una carrera frenética, justificada por el futuro bienestar profesional, desoyendo el sentir de la infancia y el latido vital de sus ritmos de juego, de relación con sus iguales, de ocio y de gestión de un tiempo pausado para reflexionar, observar, explorar y construir su identidad personal.

Sin embargo, las experiencias durante la infancia determinan la manera de situarse en la vida, así como la adquisición de las mejores herramientas para afrontarla. Por eso es necesario partir de una concepción de infancia rica en potencialidades, que exige el reconocimiento de su dignidad y la puesta en marcha de iniciativas para descubrir y potenciar sus talentos.

Las aportaciones de la teoría de las inteligencias múltiples suponen el cambio paradigmático desde una concepción de inteligencia estática hasta un modelo integral dinámico, modulado por el contexto, que incluye ámbitos cognitivos que afloran de manera única.

Cada aprendiz posee un perfil diferencial, tanto en sus capacidades como en su forma de aprender, fruto de la combinación personal de los diferentes tipos de inteligencia –lingüística, espacial, lógico-matemática, entre otras–. La combinación singular de las inteligencias de cada niño o niña constituye su talento. Será trabajo de los profesionales de la educación diseñar ambientes de aprendizaje familiares y escolares que permitan aprovechar al máximo la plasticidad del cerebro infantil.

El fin es conseguir la transformación de las potencialidades que todo ser humano posee, en competencias para desenvolverse con éxito en una situación real. Desde la neuroeducación se viene demostrando que estamos programados para aprender y que necesitamos la atención, la emoción y la interacción social como ingredientes para gestionar la inteligencia y transformarla en talento. Además, los hábitos y el entrenamiento favorecen la aparición del talento.

Con ‘talento’ nos referimos a un concepto que trasciende la inteligencia cognitiva y emocional; al nuevo modelo emergente que se concreta en la ‘inteligencia ejecutiva’, una inteligencia en acción y para la acción.

En esta concepción de talento ocupa un lugar destacado la memoria creadora, la cual está vinculada con el pensamiento divergente, aquel que nos permite vislumbrar nuevos caminos y horizontes desconocidos. Así, la educación puede transformar la inteligencia que posee cada persona en talento al diseñar ambientes de aprendizaje estimulantes, diversos, lúdicos y respetuosos con los tiempos y ritmos infantiles.

Una vez descubierto el talento de cada aprendiz –porque nadie puede ser bueno en todo, pero todos somos buenos en algo–, serán el entrenamiento, la práctica y los hábitos de trabajo sistemáticos las variables que permitan que esa capacidad individual extraordinaria se convierta en excelencia vital y profesional.

Pero ¿cómo podemos fomentar el talento de nuestros pequeños y pequeñas? Como orientaciones podemos sugerir:

1. El aprovechamiento de la curiosidad
infantil y su capacidad de asombro como herramienta para activar el aprendizaje.

2. La observación sistemática
de las preferencias, los intereses e inquietudes de los niños y niñas.

3. El respeto a los tiempos
necesarios para que fluya la memoria creadora. El talento surge con más facilidad en la conocida como ‘cultura slow’.

4. El aprovechamiento de las emociones
para generar talento. Sin pasión no existe aprendizaje.

5. Las situaciones de aprendizaje
ofertadas al alumnado en la escuela deben ser muy diversas para que puedan emerger los diferentes tipos de inteligencias.

6. La utilización de enfoques
metodológicos que favorezcan el respeto a los diversos ritmos de aprendizaje, que ofrezcan la oportunidad de explorar, descubrir e investigar, que potencien el desarrollo de los cien lenguajes descritos por Loris Malaguzzi.

7. Los ambientes de aprendizaje
deben ser diseñados incluyendo el mayor número de canales sensoriales posibles –auditivos, visuales, kinestésicos…– para favorecer la plasticidad cerebral.

8. El arte y la cultura
son herramientas que facilitan la exploración de nuevas pasiones y la experimentación con la ‘magia creativa’. Es necesario hacer llegar la denominada ‘cultura clásica’ a todos los niños y niñas, independientemente de su procedencia sociocultural.

9. El talento no es una conquista individual.
Por ello es necesario desarrollarlo en los diversos contextos sociales donde la infancia se desenvuelve a diario (escolares, familiares, culturales, de ocio…).

10. El entrenamiento y los hábitos
favorecen el talento, ya que este no surge por generación espontánea, sino que es fruto de un trabajo constante y sistemático.

11. El juego
y, en general, los escenarios lúdicos brindan a la infancia oportunidades para ensayar habilidades y destrezas que, con una práctica adecuada, se pueden transformar en talento.
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA (ESPAÑA)

(*) Julia Rodríguez-Carrillo, Rosario Mérida Serrano, Elena González Alfaya, Miguel Muñoz Moya, María de los Ángeles Olivares García. 

THE CONVERSATION

(**) The Conversation es una organización sin ánimo de lucro que busca compartir ideas y conocimientos académicos con el público. Este artículo es reproducido aquí bajo licencia de Creative Commons.



Tomado de el Tiempo.com

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