A 52 kilómetros de Manizales, al norte de Caldas, se encuentra Aranzazu. Este municipio fue el escogido por el viceministerio de Educación preescolar, básica y media para ser el lugar de lanzamiento de uno de sus programas insignia: ‘Viva la Escuela’.
El proyecto consiste en vincular escuelas normales, facultades de licenciatura, trabajo social, psicología, administración y afines, a las escuelas rurales y las secretarías de educación.
Sobre el engranaje del programa
La primera etapa durará tres meses. Con antelación, el viceministerio extendió la invitación a todas las sedes educativas con las carreras recién dichas. Cerca de 19 universidades como la Pedagógica Nacional, la de Antioquía, Pedagógica y Tecnológica, Nacional, Uniminuto, Surcolombiana, entre otras, respondieron el llamado. Hay 98 facultades de educación en Colombia, y para las próximas etapas se espera que participen aún más.
Las Instituciones de Educación Superior (IES) realizaron una lista de posibles candidatos para el programa y estas, a su vez, se la presentaban a la cartera de Educación.
Los estudiantes debían tener un promedio igual o mayor a 3.8, aptitudes de liderazgo notables en su institución y empatía con la vida rural. En algunos casos, los maestros redactaron cartas de presentación para constatar la idoneidad del candidato.
Del siguiente paso, se encargaba el viceministerio: se comunicaban con los estudiantes, para hablar de su perfil y de las sedes educativas disponibles, ellos seleccionaron hasta cinco opciones. Más adelante, el equipo del programa asignaba de a dos o tres voluntarios por sede educativa, al considerar las dificultades logísticas a las que se irían a enfrentar.
Cabe aclarar que los 631 practicantes profesionales que se convierten en voluntarios no van a reemplazar a los docentes ya instalados en las escuela sino que van a apoyarlos, en específico, a cubrir los rezagos pedagógicos que dejó la pandemia.

Al lanzamiento asistieron algunos de los voluntarios que se ubicarán en Caldas.
Cortesía: Ministerio de Educación.
De acuerdo a estudios del Banco Mundial, un 70 por ciento de los niños no comprenden un texto básico, debido a los efectos que dejó el cierre de escuelas o procesos pedagógicos insuficientes, durante la pandemia.
Por esa razón, Hernando Bayona Hernández, viceministro de Educación preescolar, básica y media, piensa que es necesario centrar la mirada en la educación básica y en proponer enfoques que beneficien el aprendizaje en los niños.
Además de contar con el apoyo de sus pares y supervisores de prácticas de las respectivas universidades, los estudiantes tendrán mentores que, al igual que ellos, son voluntarios del programa: se trata de profesionales con nivel de doctorado candidatos a un postdoctorado.
El viceministro Bayona, comentó que esta estrategia surge por dos factores: 1) Hay más de mil profesores en el sector oficial con doctorado que tienen un significativo campo de conocimientos en pedagogía que pueden ponerse en práctica en ‘Viva la Escuela’. 2) Explorar preguntas de investigación que puedan surgir desde la experiencia del programa y darles respuestas en un postdoctorado.
El proyecto tiene similitudes que recuerdan a ‘Estado joven’ del ministerio de Trabajo, programa que ofrece prácticas profesionales en el sector público a universitarios de cualquier carrera universitaria. En ambos casos, se ofrece un subsidio a los estudiantes de un salario mínimo mensual legal vigente (SMMLV) para su manutención.
En ‘Viva la Escuela’ el auxilio económico se dividió en dos partes: el transporte que es gestionado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), y recursos mensuales que se tramitaron a través del Icetex, entidad delegada de consignar un SMMLV a los estudiantes.
La selección de los municipios priorizados se hizo con base a los niveles de deserción y reprobación de los estudiantes y, que se tratara de sedes rurales. A la ecuación, se le agregó la variable de la seguridad para garantizar la integridad de los universitarios. De esta forma, de los 1.123 municipios de Colombia, la lista se acortó a 776. La primera fase del programa abarcó 39, el objetivo es que el número aumente en siguientes ediciones.
Los voluntarios, futuros profesionales que los mueve la vocación
Valentina Jaramillo es una de esas jóvenes, estudia Licenciatura en Pedagogía Infantil en la Universidad de Antioquía. Así como los estudiantes de la escuela rural en la que va a hacer sus prácticas profesionales, ella también sintió que la pandemia afectó su experiencia pedagógica ya que las prácticas que vio a lo largo de la carrera, tuvo que hacerlas virtuales: “fue un fracaso total, no podía ni siquiera comunicarme con las familias porque no tenían cómo contactarme”.
A puertas de concretar su escenario de prácticas, apareció ‘Viva la Escuela’, y ahí “se sacó la espinita” de no haber logrado una experiencia de práctica satisfactoria.

El evento fue amenizado por la Banda Sinfónica de la institución educativa Pío XI de Aranzazu.
Cortesía: Ministerio de Educación.
Valentina llegará a la institución educativa Alegrías con David Osorio, quien cursa Licenciatura en Ciencia Sociales, en esa misma institución. Él cree que una de los mayores componentes del programa de voluntarios es la solidaridad, porque ellos, como futuros maestros, podrán iniciar desde ya a contribuir a la transformación social de los contextos rurales, agrega que “el cambio comienza desde el actuar, nos necesitan, no desde la teoría”.
Ambos vienen de Medellín, ciudad ubicada a 5 o 6 horas de Aranzazu, municipio donde se encuentra la sede de sus prácticas. Los dos confiesan que no tienen miedo ni nervios de enfrentarse a la ruralidad, en cambio, los inunda una emoción por empezar lo más antes posible a trabajar en las escuelas.
En Caldas quedaron 46 voluntarios repartidos en 16 escuelas. Precisamente, en Aranzazu, se esperan 26 practicantes para 9 sedes educativas.
Desde Tunja, Sara Jineth Gómez Merchán, próxima a obtener el título profesional de licenciada en Psicopedagogía con Énfasis en Asesoría Educativa de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, se movió hasta Norcasia en Caldas, para hacer el voluntariado en la institución educativa La Estrella.
Ella se vinculó al programa motivada por su deseo de expandir su conocimiento en pedagogía, pues quería salir por completo de zona de confort. Tiene 22 años pero su edad no es impedimento para frenarla, al contrario, cree que desde su corta experiencia podrá aportar a la escuela donde irá, encima de que crecerá personalmente.
Como Valentina, David y Sara, también están Erick Salcedo, María Fernanda García, Estefany Trujillo, Sara Giraldo, Paula Jímenez y otros 623 voluntarios dispuestos a aplicar lo que han aprendido en la academia de educación rural básica colombiana.
Isabela Durán San juan
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO