Mario Laserna el fundador de la Universidad de Los Andes cumple 100 años – Educación – Vida


Hace cien años, en París, nació Mario Laserna, el fundador de la Universidad de los Andes. Concebido en alta mar cuando sus padres viajaban a Europa, se convirtió en ciudadano del mundo y hombre universal u “hombre mercurial”, como lo definió el expresidente y exrector de la Universidad de los Andes Alberto Lleras Camargo.

Del dios Mercurio, Mario compartía la elocuencia, inteligencia, ingenio y astucia. Sabía comunicar y acertaba al reflexionar. No obstante, su padre, el rico empresario Francisco Laserna, se sorprendió cuando el menor de sus siete hijos, todavía párvulo, dijo sin vacilar que cuando grande quería ser maestro de escuela.

Hizo realidad ese deseo, pero en grande. A los 24 años se propuso fundar una universidad y al año siguiente, graduado con honores en la Universidad de Columbia, la concretó cuando la ciudad todavía se levantaba en medio de las ruinas dejadas por el fatídico Bogotazo de 1948. La Universidad de los Andes, con un modelo como el anglosajón, sin ánimo de lucro, sostenido económicamente con donaciones, filantropía y matrículas, independiente de los partidos políticos, de la Iglesia y del gobierno, exaltaba el humanismo y no el profesionalismo.

Su padre fue el primero en acoger la filantropía, aportando de manera discreta una gruesa suma para financiar el inicio de la Universidad. Estas ideas innovadoras, bien ejecutadas, le permitieron a Mario Laserna estar entre los diez personajes más influyentes de Colombia en el siglo XX (Cambio, n.º 13, 1999) por sus aportes a la modernización de la educación. Fue pionero en América Latina introduciendo el modelo de universidad que al final se impuso en la región.

La naturaleza colectiva que definió para materializar su proyecto le exigió usar su precoz capacidad de convocatoria y convencer a ilustres personalidades extranjeras y nacionales de todas las regiones, sin importar su profesión, credo político o religioso, para que aportaran reputacional, económica y académicamente a la nueva universidad.

Mario Laserna

Mario Laserna fue fundador de la Universidad de Los Andes e implementó un modelo que luego fue replicado en el resto de Latinoamérica.

Foto:

Archivo Universidad de los Andes. Fondo Mario Laserna.

También acudió a sus amigos del Gimnasio Moderno que adelantaban estudios universitarios en EE. UU., de La Salle y del Rosario, a quienes conoció en su paso por estas instituciones. Además, recibió el apoyo de mujeres de avanzada que entendieron su idea, como su madre, su esposa, su tía y otras familiares y amigas que lo acompañaron, como Matilde Holguín, esposa de Roberto Franco, quien lo convenció de que aceptara la rectoría, e Ivy Marshall, que financió a los primeros alumnos para que terminaran sus carreras en EE. UU.

Mario logró que Roberto Franco, reconocido médico y exrector de la Universidad Nacional, fuera el primer rector de los Andes, y Eduardo Zuleta, destacado diplomático, como el sucesor; cuando inició actividades se aseguró de que Gustavo Santos, hermano del expresidente Eduardo Santos, fuera el primer decano del novedoso Colegio de Estudios Generales, y luego en 1954, que Alberto Lleras Camargo, expresidente y exsecretario general de la OEA, lo sucediera en la rectoría.

El mismo Mario dio ejemplo del compromiso con la Universidad dictando clases y dirigiendo el Departamento de Matemáticas, desde el cual, dicen los historiadores de esa ciencia en Colombia, inició la modernización de esa disciplina gracias a sus estudios en Columbia. El humanista Nicolás Gómez Dávila, su mentor intelectual, lo guio en la correcta ejecución de los pasos a seguir.

De izquierda a derecha, Alfonso López, Mario Laserna, Laureano Gómez y Darío Echandía.

De izquierda a derecha, Alfonso López, Mario Laserna, Laureano Gómez y Darío Echandía.

Foto:

Foto:Archivo Universidad de Los Andes

En EE. UU. obtuvo el apoyo del genio científico pionero del computador moderno y del uso pacífico de la energía nuclear John von Neumann, quien con Albert Einstein abriría las puertas al propósito de formar una poderosa constelación de celebridades de la ciencia y la cultura del siglo XX, para ponerla al servicio de la Universidad. A ellos se unieron el matemático Solomon Lefschetz, el tres veces ganador del Pulitzer Thornton Wilder, el historiador Arnold Toynbee y los filósofos Dietrich von Hildebrand y Jacques Maritain, entre otros.

A varios los conoció durante sus estudios en Nueva York y Princeton. Sorprende que un colombiano a esa edad haya logrado formar una red de amigos de tal envergadura, no solo para satisfacer un deseo de conocimiento académico y político sino también de conectar al país con el entorno científico y cultural internacional, frente al cual Colombia estaba rezagado.

El primer presidente del Frente Nacional, Alberto Lleras Camargo, postuló a Mario, de 35 años de edad, como rector de la Universidad Nacional (1958 a 1960). Conocía de primera mano, como exrector, el innovador modelo de los Andes y quiso que Mario lo usara para modernizarla, sacándola del esquema organizacional y académico del siglo XIX que perduraba en varios campos, distantes de la ola de industrialización sobre la que iba Colombia.

En la rectoría fortaleció la formación general y humanística; abrió nuevas carreras como Sociología; privilegió la vinculación de profesores y directivos por sus méritos académicos y no por su filiación política; introdujo la semestralización; y aumentó la contratación de docentes extranjeros, como varios judíos que, al parecer, eran perseguidos políticos de Stalin en la URSS.

Un logro con alto contenido simbólico del “rector del Frente Nacional” –como se le conocía por su compromiso con el presidente Lleras en combatir la violencia política de los años 50–, fue la reconciliación de Alfonso López P. y Laureano Gómez (foto), en la entrega en la Ciudad Universitaria del título Honoris Causa a López, por sus aportes a la modernización de la educación. Con un apretón de manos, después del discurso del homenajeado frente a la mirada atónita de Mario, finalizó la enemistad de años entre ambos expresidentes.

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Adriana Restrepo
).

La ideología política de Mario no siempre fue aceptada por sus copartidarios y menos por sus oponentes. Conservador del sector unionista liderado por Mariano Ospina, creía que su partido debía preservar la unidad de la sociedad; definir qué derechos forman parte del bien común para cada momento y situación; y determinar la organización estatal y actos de gobierno para garantizarlo mediante un equilibrio humanista protector del hombre.

Como concejal de Bogotá (1968) y de Ibagué (1971), su accionar político se centró en la planeación y desarrollo urbano privilegiando el espacio público, el patrimonio ambiental y arquitectónico de sus centros históricos y la dotación de parques.

Continuó en el servicio público como embajador de Colombia en Francia (1976-1979) del gobierno de Alfonso López M. y del de Virgilio Barco, en Austria (1987-1991), país de origen de su segunda esposa, la princesa Caroline Schönburg.

Pionero de los estudios ambientales, creó el Centro de Recursos Naturales (1951) en la Universidad de los Andes, impulsando después las áreas de Etología y Ecología. Con von Neumann, promovió la protección de la Amazonía y en convenio con la Universidad de Giessen, de Alemania, la investigación medioambiental con la fundación de Invemar (1963). Estos temas puestos en primera línea en la nueva Constitución Política de Colombia los incluyó en su agenda en el Congreso al ser elegido senador (1991-1994), por la Alianza Democrática M19, partido al que apoyó para respaldar los acuerdos de paz, problemáticas y sectores como el ambiental, históricamente excluidos en el debate político. Así lo expresó en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río (1992).

Fue director de Semana (1952), donde empezó a dar forma al Lasernismo, un tipo de periodismo que informa para formar, abarcando los contenidos políticos y económicos, y abriendo espacios a la ciencia, el deporte, la cultura y la educación. Ante la censura impuesta por la dictadura de Rojas Pinilla, Mario fundó en 1955 el vespertino El Mercurio, ideológicamente bipartidista e independiente.

En esta aventura que duró hasta 1956, lo acompañaron Pedro Gómez Valderrama y Phanor Eder, entre otros amigos. Jocosamente se decía en los corrillos políticos que el expresidente Ospina no lo designó en 1969 como candidato a la Presidencia de la República, pero sí lo nombró director de La República, cargo que desempeñó de 1972 a 1976. Fue habitual colaborador de EL TIEMPO, Semana, El Espectador, Sábado, la emisora HJCK y revistas académicas como Mito, Correo de los Andes, La Gaceta y Eco.

La multifacética obra de Mario también abarcó la publicación de diez libros y docenas de ensayos sobre medios de comunicación, política, educación, filosofía de la ciencia y las matemáticas. El libro Bolívar, un euroamericano frente a la Ilustración (1986) es su obra más elogiada fuera de Colombia, donde es más conocida y citada.

Por el contrario, Estado fuerte o caudillo. El dilema colombiano (1961), su libro más recordado, suscitó acalorados debates sobre las ideas, conceptos y análisis que expuso allí. Los estudios sobre Kant y Vico, tanto como su tesis doctoral cum laude en la Universidad Libre de Berlín (1963), son aportes valorados internacionalmente en sus respectivos campos. Los recorridos por el mundo originaron agudas reflexiones sobre la relación entre cultura, política y religión, que difundió en sus cursos en universidades nacionales y extranjeras, el Centro de Estudios Colombianos, columnas y editoriales, artículos, conferencias y textos académicos. Sin embargo, quienes han escrito acerca de Mario Laserna apuntan a que ser fundador y organizador de la Universidad de los Andes es una contribución suficiente para situarlo entre las personalidades sobresalientes en la historia del país.

La Universidad de los Andes es hoy la mejor del país y una de las cinco mejores de América Latina. Al cumplirse el centenario del natalicio de su fundador, la Universidad celebrará el acontecimiento publicando un libro biográfico sobre la trayectoria como educador, político, periodista, coleccionista de arte, hacendado y aficionado a la tauromaquia. También realizará una exposición y repositorio web que difundirán aspectos que destacan su propósito desinteresado en garantizar “el bien común”, el bienestar para todos y el impulso a la modernización del país. Mario Laserna murió en Ibagué en 2013.

LUIS FERNANDO MOLINA LONDOÑOProfesor de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes. Escribió la biografía sobre Mario Laserna que se publicará en noviembre de 2023, como parte de la celebración de los 75 años de la universidad.



Tomado de el Tiempo.com

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