En los últimos dos años se duplicaron los estudiantes que perdieron el año

En los últimos dos años se duplicaron los estudiantes que perdieron el año



Más de 393.000 estudiantes perdieron el año de acuerdo con las últimas cifras de repitencia escolar en el país
, que actualmente doblan a las de 2019, antes de que el sistema educativo se viera afectado por la pandemia.

Así lo pudo evidenciar este diario luego de analizar las cifras reportadas por el Ministerio de Educación en el Sistema de Matrícula Estudiantil (Simat). Según la información registrada, en 2021 la tasa de repitencia (estudiantes que perdieron el año)
a nivel nacional involucra a cuatro de cada 100 estudiantes. Estos son los últimos datos publicados, dado que se dan a conocer año vencido.
Lo anterior es muestra de una realidad aún latente en el sistema educativo, por más que la normalidad haya vuelto a las aulas de clase: los impactos de la pandemia siguen causando estragos en los estudiantes.

En esto concuerdan los expertos consultados por este diario, como Luz Karime Abadía, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE):
“Si todo hubiera vuelto a las mismas condiciones de la época prepandemia, volveríamos a cifras cercanas al 2 por ciento de tasa de repitencia.
Esto nos dice que no se hizo mayor cosa en términos de nivelación académica lo que sigue afectando a los estudiantes. Es muy grave, porque son ineficiencias en la sociedad y el individuo. Es una persona que perdió un año de su vida, y va a tener que emplear otro año. Esto le va a generar una desventaja a futuro”.

Y es que mientras en 2019 se reportaron 203.010 estudiantes que perdieron el año, en 2021 este número fue de 393.374,
pasando de una tasa del 2,2 por ciento al 4,27 por ciento, casi el doble.

Esto retrata tres puntos importantes: el primero, y más evidente, es que, como se dijo líneas arriba, la tasa actual de repitencia supera por mucho la de la época prepandemia. En segundo lugar, un indicador alentador, es que hubo una mejoría comparado con 2020, el año en el que el cierre de los colegios fue más traumático para el sistema.
Para dicho periodo, este fenómeno fue del 5,43 por ciento, unos 491.722 niños afectados, una disminución en la tasa del 1,16 por ciento.

Pero, en tercer lugar, las brechas son abismales. Así como informes anteriores publicados por EL TIEMPO dan cuenta de brechas significativas en nivel académico entre colegios públicos y privados, o entre regiones, lo mismo vuelve a ocurrir en lo que respecta a los menores que repiten el año escolar.

Así se evidencia al observar que la tasa de repitencia en colegios públicos es del 4,94 por ciento, con un total de 383.834 alumnos que se vieron rezagados en su proceso formativo. Es decir, cinco de cada 100 estudiantes de este sector pierden el año.
Caso muy contrario es el de los colegios privados, que registraron una tasa de solo el 0,65 por ciento, con apenas 9.540 alumnos repitentes.

Y las diferencias entre regiones no se quedan atrás, mostrando resultados muy desiguales. Mientras hay regiones como Magdalena (3,09 por ciento), Bogotá (3,29 por ciento) y Atlántico (3,82 por ciento), donde esta tasa está por debajo del promedio nacional, en otras partes del país, como Amazonas (14,74 por ciento), Vichada (11,13 por ciento) y Guainía (10,23 por ciento), es hasta tres veces más alta.

Y vale la pena mencionar que además se trata de regiones de difícil acceso al servicio educativo, donde la cobertura suele ser baja y, por lo tanto, el nivel académico tiende a verse afectado.

En el escenario internacional, se evidencian importantes rezagos en repitencia. De hecho, desde antes de la pandemia el país venía con bajo desempeño en este índice.

De acuerdo con los resultados de las pruebas Pisa 2018 (las últimas aplicadas), Colombia ya era en ese entonces la segunda nación con mayor repitencia escolar entre los 78 países miembros y asociados de la Ocde que aplicaron el examen.
El 41 por ciento de los estudiantes colombianos que participaron en la prueba afirma haber repetido al menos una vez.

Esto nos lleva a que el 5,98 por ciento de los estudiantes del país que se matricularon en el colegio en el 2022 (unos 542.176 menores) presentaban extraedad, es decir, cursaban un grado académico estando retrasados en su proceso educativo.

Pese a que se trata de una problemática que no muchas veces logra escandalizar, la verdad es que las consecuencias pueden ser sumamente graves, explica el analista educativo Ricardo Rodríguez.

“Está demostrado que el retorno de inversión más beneficioso para la sociedad es la educación. Por ende, las afectaciones de cualquier factor educativo son enormes. Y esta problemática nos habla de falta de acceso, de dificultades económicas y de mala calidad académica. Todo ello nos lleva a potencial desperdiciado en términos económicos, falta de trabajadores capacitados y, por ende, alta informalidad laboral, bajos salarios y proyectos de vida truncados”, señaló el experto.

Análisis similar es el que hace Abadía:
“Lo que muestra la literatura y nuestra experiencia es que cuando un estudiante pierde el año, además de que se desmotiva, tiene una probabilidad más alta de que abandone sus estudios.
Y esto es más fuerte en personas de bajos recursos. Pero además se ve que su desempeño académico puede incluso seguir bajando”.

Sabiendo la magnitud de esta problemática, los expertos aseguran que es importante identificar las causas de que un estudiante pierda el año, porque con ello es posible plantear estrategias para reducir esta tasa.

“Las causas que explican lo que está pasando pueden ser múltiples. Muchos de los actuales indicadores provienen de la pandemia, pero por una falta de seguimiento a los aprendizajes, porque las condiciones sociales y económicas del país representa dificultades de acceso y permanencia en la educación. El hambre, la pobreza, el tener que hacer grandes trayectos para estudiar, la falta de motivación, una infraestructura precaria, problemas de la formación docente, entre otros factores, inciden en el desempeño académico y pueden desembocar en repitencia”, sostiene Alfredo Alvarado, candidato doctoral en Política y Gestión de la Educación.

Los expertos consultados por EL TIEMPO sostienen que se debe hacer un enorme esfuerzo en calidad,
en especial desde la ruralidad y los territorios, dado que los índices se disparan dependiendo de la zona del país.

Pero también destacan como vital trabajar en atender desde las aulas de clase los problemas personales de los estudiantes, trabajar en su motivación y adaptarse a sus necesidades.

Ante esto, vale resaltar las medidas que el Gobierno Nacional plantea en el Plan Nacional de Desarrollo, que será radicado ante el Congreso de la República el próximo lunes. La principal apuesta, al menos como medida inmediata, por parte del Ministerio de Educación es un programa de movilización de estudiantes universitarios a las regiones como voluntarios, con el fin de reforzar los procesos educativos en los colegios.

Otro punto que llama la atención es lo que se conoce como un “cambio de currículos para la vida”,
que para Andrea Escobar, directora ejecutiva de la Fundación Empresarios por la Educación es clave. “En Colombia hay autonomía escolar. Hay 22.000 instituciones educativas, por lo que puede haber 22.000 currículos”.


Y agregó: “Debemos preguntarnos cómo hacemos un pacto de qué es lo mínimo que los niños y niñas deberían estar aprendiendo. Ya tenemos aprendizajes de la pandemia, como la necesidad de fortalecer competencias socioemocionales, de pensamiento crítico. Por ello es muy necesario pensar realmente en el desarrollo integral del estudiante”.

El PND también habla de dignificar la carrera y formación de los 309.000 docentes y 20.000 directivos docentes del sector oficial. Los investigadores de Empresarios por la Educación recomiendan buscar que el 18 por ciento de las plazas provisionales se llenen con maestros en propiedad por medio de concurso de méritos, crear un sistema de carrera y fortalecer la formación del personal.

Para Alejandra Muñoz, líder de análisis de datos de la fundación, “
los docentes son el principal factor que afecta el aprendizaje de los estudiantes.
Nosotros creemos que deben tener unas competencias estandarizadas. La formación continua debe vincularse con procesos de evaluación. Que se dé la data que diga en qué un profesor necesita refuerzos (por ejemplo, en aspectos como expresión oral), que reciba un curso enfocado en esas habilidades”.

De cualquier forma, parece haber un consenso por parte de los analistas en que la toma de decisiones para frenar, no solo la repitencia sino los problemas históricos en el sector, no da espera.

“Debe haber una estrategia de nivelación académica o, de lo contrario, estos rezagos en el aprendizaje se seguirán acumulando en el tiempo, a menos que se haga algo contundente. Estas decisiones se deben tomar de manera urgente, no dan espera”MATEO CHACÓN ORDUZ

Redacción Educación



Tomado de el Tiempo.com

Deja tu comentario
Comentario
Nombre
Correo electrónico