Al menos unos del sistema escolar en el último año. Esto de acuerdo con las cifras preliminares del Ministerio de Educación a las cuales tuvo acceso EL TIEMPO.
De esta forma habría un aumento en los números de la deserción escolar, si se los compara con lo registrado en 2021, cuando, según cifras del Sistema de Matrícula Estudiantil de Educación Básica y Media (Simat), la deserción alcanzó los 333.680. Es decir, durante el último año hubo 7.737 estudiantes más que salieron del sistema educativo.
Y los datos podrían ser más altos. Esto dado que se trata de las últimas cifras actualizadas por la entidad, las cuales todavía son preliminares y contemplan únicamente las instituciones oficiales del país (estas últimas albergan al 80 por ciento de los 10 millones de estudiantes matriculados en Colombia). El consolidado final se revelaría el próximo mes de julio. De cualquier manera, el Mineducación le confirmó a este diario que, efectivamente, en 2022 aumentaron los estudiantes que abandonaron sus estudios.
Los 341.417 desertores confirmados en 2022 son más que los registrados en 2021, pero menos que los 362.018 de 2020, primer año de la pandemia y un periodo en el que el abandono escolar se disparó como consecuencia del cierre de colegios y la afectación que esto implicó en la continuidad del proceso educativo de los menores.
De esta forma, el país se encuentra todavía lejos de volver a los índices prepandemia. En 2019, por ejemplo, la tasa de deserción fue del 2,99 por ciento, lo que implicó unos 303.000 estudiantes que dejaron de ir al colegio.
De acuerdo con los datos oficiales, las regiones del país donde este indicador fue más alto el año pasado se ubican en el sur del territorio nacional y en la Orinoquia. Concretamente, el departamento más afectado es Putumayo, con una tasa del 8,11 por ciento. Le siguen Guainía (7,6 por ciento), Arauca (7,46 por ciento), Caquetá (7,23 por ciento) y Cesar (6,96 por ciento).
Lo anterior no es un problema menor. Por el contrario, si se acumula y se hace una trazabilidad de las cohortes (cada generación que ingresa al sistema educativo), las cifras del Simat muestran que un poco menos de la mitad de los estudiantes que entran a primero de primaria no terminan el bachillerato.
Muestra de ello es que quienes en el 2021 terminaron su bachillerato fueron 534.178 jóvenes que aparecen registrados en el Simat. Esta cohorte fue la misma que en 2018 cursaba el octavo grado. Sin embargo, el sistema registra para ese año un total de 729.095 estudiantes en dicho grado.
Eso quiere decir que, tan solo en cuatro años y en esta generación, el sistema educativo perdió un total de 194.917 estudiantes, un 26,73 por ciento, ya sea por repitencia o abandono escolar.
¿Qué hay detrás?
“Este es un fenómeno que tiene diversas explicaciones. Principalmente, hay una afectación en el sistema educativo por el conflicto armado. No es casualidad que las tasas más altas estén en Putumayo, Guainía y Arauca, lugares de alta conflictividad”, explicó el viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, Óscar Sánchez Jaramillo.
“También es un tema de desigualdad. Este es un país que ofrece oportunidades de acceso a la educación muy desiguales”, agregó el funcionario.
Y hay muchos municipios del país en los que la falta de ingresos familiares, la pobreza y el trabajo infantil siguen siendo muy comunes, o donde simplemente la oferta académica termina en grados quinto o noveno, dejando así a un gran número de personas sin oportunidad de continuar con su formación.
REDACCIÓN EDUCACIÓN